13.6.19

"Los niños realizan ejercicios militares"

Entrevista con José Guadalupe Ruelas, director de la organización no-gubernamental Casa Alianza.

  por Thomas Raabe en Lateinamerika Nachrichten Nr. 540
Traducción: Daniela Dreissig 

Hace diez años, en la mañana del 28 de junio de 2009, militares irrumpieron en la casa del entonces presidente Manuel Zelaya y lo sacaron del país desde la Base de la Fuerza Aérea Soto Cano (bajo control de los EEUU). Con la ayuda de los militares y la "luz verde" de Washington, el golpe de las fuerzas conservadoras logró hundir a Honduras en una crisis que continúa hasta hoy. La revista Lateinamerika Nachrichten conversó con José Guadalupe Ruelas, director de la organización por los derechos del niño Casa Alianza, sobre las consecuencias del cambio de sistema para niños y adolescentes.

 

Calles militarizadas después del fraude electoral en 2017 Foto: Radio Progreso


¿Cómo ha cambiado la situación desde el golpe hace diez años?
Al golpe de Estado siguió entre otras cosas la militarización, la opresión de la población y el empeoramiento de problemas ya existentes, como la pobreza, la desigualdad y una alta deuda externa. Hoy Honduras es uno de los países más pobres de América Latina, se ha ido agudizando la pobreza y la desigualdad. Miles de personas están migrando en caravanas hacia los Estados Unidos porque no pueden encontrar una manera tranquila con la oportunidad de construir su presente y su futuro a nivel económico e incluso asegurando su sobrevivencia en Honduras.
El Estado ha descuidado sus funciones sociales y económicas. Observando niños y adolescentes, la Universidad Pedagógica Nacional de Honduras calcula que más de 800.000 niños y niñas están fuera del sistema escolar por falta de cobertura. Según las estimaciones del Ministerio de Trabajo, alrededor de 475.000 niños y niñas son explotados económicamente cada día. A nivel social 25 de cada 100 niñas y adolescentes en el país están embarazadas, según datos de la encuesta nacional de demografía y salud de la secretaría de salud. Según un estudio realizado por Save the Children Honduras es el país más violento para niños y adolescentes, matando a más de 30 niños por cada 100.000 personas.


¿Y qué hace el gobierno?
José Guadalupe Ruelas // Foto: HondurasDelegation
En lugar de encontrar respuestas, el estado se deshace de su responsabilidad. Concesiona carreteras, servicios de telecomunicación, ríos, tierras y eso hace que las personas vayan perdiendo lo que llamamos el espacio vital. Junto a eso hay un modelo económico extractivista. Honduras ha otorgado muchas concesiones a la industria minera metálica y no metálica que presiona y expulsa a la población rural de sus territorios. Además los cultivos de palma africana se expandieron en los suelos más fértiles, a la vez que redujeron el área de cultivos alimentarios básicos para la población. No existe una estrategia integral de producción de alimentos básicos que incluya el acceso a las tierras agrícolas para los campesinos.

¿En qué medida ha cambiado el papel de los militares y cuáles son las consecuencias para niños, niñas y jóvenes?
Honduras ha sufrido un tremendo proceso de militarización. Esto no solo se basa en la estrategia de seguridad, el proceso va más allá en la vida social. Hubo una militarización del espacio público. Por decreto se formó la policía militar del orden público que comenzó a patrullar las calles, se encargó de la vigilancia, haciendo denuncias y realizando capturas de la población civil. A esto se suma el aumento desmedido en la inversión del aparato militar, lo que se refleja en el aumento presupuestario de defensa, el impuesto de “el Tazón”, un impuesto sobre las transacciones bancarias, por el cual más de 90 por ciento de este dinero fluye al presupuesto de defensa. En 1994, cuando todavía existía el servicio militar obligatorio, aproximadamente 9.000 soldados pertenecían al ejército. Hoy, 25 años después de la abolición del servicio militar hay más de 15.000.
La policía militar vigila las instituciones públicas, mas de 40% de las escuelas están vigiladas por militares. Es preocupante la capacitación que están recibiendo miles de niñas y niños de familias pobres entre las edades de 7 y 12 años dentro del programa Guardianes de la Patria. Los sábados, los niños reciben instrucción de los soldados sobre temas como la obediencia, el respeto y los valores desde una perspectiva militar. Se ha hecho público el hecho de que a los niños se les muestra cómo usar las armas y cómo realizar ejercicios militares.

¿Qué distingue a los gobiernos de los últimos años?
El régimen ha perdido legitimidad, está acusado de fraude y es inconstitucional. La constitución prohíbe expresamente la reelección de un presidente. En 2015 con una maniobra legalista realizada por la sala de lo constitucional de la Corte Suprema de Justicia ayudó al actual presidente Juan Orlando Hernández a presentarse a la reelección. Las elecciones presidenciales de 2017 fueron criticadas por actores nacionales e internacionales y declaradas como fraudulentas. Hasta la fecha el gobierno no ha demostrado la legitimidad de esta elección.
También son indicativos la corrupción ilimitada y los vínculos entre el régimen y el crimen organizado. Empresarios, políticos y policías han formado alianzas con el narcotráfico. Muchos ya han sido entregados a los Estados Unidos. El hermano del actual presidente, arrestado por tráfico de drogas en Nueva York, está acusado de hacer contrabando con toneladas de cocaína a través de Honduras. Hay denuncias de corrupción contra las familias de los presidentes, parlamentarios y funcionarios del Estado anteriores y actuales. (Estos últimos han malversado más de $ 300 millones del sistema de seguridad social de Honduras.) En lugar de una política social integral que incluya salud, educación y seguridad. El régimen aplica un tipo de filantropía contra la pobreza. La falta de alimentos viene con la distribución de "bolsas solidarias".
El régimen se caracteriza por su represión contra las protestas a nivel nacional. La "reforma" de la legislación penal penaliza el derecho de protesta. Ya no se permite manifestarse frente al parlamento o la casa presidencial y en general se ha juzgado a manifestantes pacíficos. Desde el fraude electoral de 2017 nuevamente hay presos políticos, personas en el exilio y personas asesinadas en las protestas.

¿Cómo se comporta la población?
Colectivos de mujeres, pueblos indígenas, Garífunas, organizaciones de campesinas y campesinos, comunidades afectadas por la minería se han organizado para abordar la explotación de recursos. Miles de ellos van en contra de la corrupción, en contra de los proyectos extractivistas, las privatizaciones en el sistema educativo y de salud en la calle.
Los movimientos sociales han hecho varios intentos para unir a los diversos actores a nivel nacional y para reducir las diferencias existentes entre ellos. En la amplia oposición, sin embargo, aún no ha surgido un liderazgo legítimo que pueda unir una lucha común. Todos los actores tienen las mismas exigencias: la renuncia del régimen, nuevas elecciones, el restablecimiento del orden constitucional y la terminación del modelo económico extractivista.

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La larga sombra del golpe militar. [cuadro de información de Thomas Raabe]

Según la ONG hondureña FOSDEH, el 67 por ciento de la población está afectada por la pobreza, lo que significa que de los casi nueve millones de hondureños, 2.1 millones viven en pobreza y 2.8 millones en pobreza extrema. Además la deuda externa antes del golpe fue de $ 3.200 millones y ahora es de más de $ 15.000 millones. El presupuesto de defensa se ha incrementado en un 400 por ciento en los últimos doce años. Con respecto a la explotación de recursos, más del 30 por ciento del territorio hondureño esta concesionado.
La disolución de la separación de poderes se selló en 2011 con la creación del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, una instancia superior que recopila toda la información del poder judicial, la Oficina del Fiscal General, los Ministerios de Seguridad y de Defensa y está bajo el control del Presidente. Los cargos críticos en el poder judicial, el Tribunal Supremo Electoral y el Fiscal General fueron elegidos por el gobierno.
En las elecciones de noviembre de 2017, después de las primeras publicaciones de los votos contados, surgió un margen del cinco por ciento del candidato de la oposición Salvador Nasralla por delante de Hernández, una tendencia que era matemáticamente irreversible. Fue seguido de un "fallo" de 30 horas del sistema informático en el centro electoral, las protestas en todo el país y la imposición de un estado de emergencia. A pesar del fraude electoral evidente y comprobado, el Tribunal Supremo Electoral declaró a Hernández como ganador. El gobierno de los Estados Unidos felicitó a Hernández el 22 de diciembre de 2017 y comenzó un proceso de reconocimiento del régimen inconstitucional que todos los gobiernos siguieron.