Entrevista con José Guadalupe Ruelas, director de la organización no-gubernamental Casa Alianza.
Hace diez años, en la mañana del 28 de junio de 2009, militares irrumpieron en la casa del entonces presidente Manuel Zelaya y lo sacaron del país desde la Base de la Fuerza Aérea Soto Cano (bajo control de los EEUU). Con la ayuda de los militares y la "luz verde" de Washington, el golpe de las fuerzas conservadoras logró hundir a Honduras en una crisis que continúa hasta hoy. La revista Lateinamerika Nachrichten conversó con José Guadalupe Ruelas, director de la organización por los derechos del niño Casa Alianza, sobre las consecuencias del cambio de sistema para niños y adolescentes.
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Calles militarizadas después del fraude electoral en 2017 Foto: Radio Progreso |
¿Cómo ha cambiado la situación desde el golpe hace
diez años?
Al golpe de Estado
siguió entre otras cosas la militarización, la opresión de la población y el
empeoramiento de problemas ya existentes, como la pobreza, la desigualdad y una
alta deuda externa. Hoy Honduras es uno de los países más pobres de América
Latina, se ha ido agudizando la pobreza y la desigualdad. Miles de personas
están migrando en caravanas hacia los Estados Unidos porque no pueden encontrar
una manera tranquila con la oportunidad de construir su presente y su futuro a
nivel económico e incluso asegurando su sobrevivencia en Honduras.
El Estado ha descuidado
sus funciones sociales y económicas. Observando niños y adolescentes, la
Universidad Pedagógica Nacional de Honduras calcula que más de 800.000 niños y
niñas están fuera del sistema escolar por falta de cobertura. Según las
estimaciones del Ministerio de Trabajo, alrededor de 475.000 niños y niñas son
explotados económicamente cada día. A nivel social 25 de cada 100 niñas y
adolescentes en el país están embarazadas, según datos de la encuesta nacional
de demografía y salud de la secretaría de salud. Según un estudio realizado por
Save the Children Honduras es el país más violento para niños y adolescentes,
matando a más de 30 niños por cada 100.000 personas.