MUNICH/ALEMANIA.
Protestas y fuertes críticas de organizaciones de derechos humanos y
ambientalistas acompañaron la asamblea anual de accionistas de la
transnacional Siemens el 26 de enero de 2016 en Múnich, Alemania.
Varixs ponentes, entre ellos Roland Hipp, coordinador de campañas de
Greenpeace, cuestionaron a Siemens especialmente por su
involucramiento en proyectos hidroeléctricos a través de su empresa
conjunta Voith Hydro. Se argumentó que hidroeléctricas como
Belo Monte y Tapajós en Brasil, y Agua Zarca en Honduras destruyen
ecosistemas únicos y ponen en riesgo miles de vidas humanas; violan
la Convención 169 de la OIT sobre los derechos indígenas, los
Principios Rectores de la ONU sobre las Empresas y los Derechos
Humanos, las recomendaciones de la Comisión Mundial de Represas asi
como las propias directrices de gestión empresarial de Siemens.
La
gerencia de Siemens también tuvo que escuchar críticas sobre sus
inversiones en el Sahara Occidental, territorio ocupado ilegalmente
por el reino de Marruecos, y sus negocios millonarios recientes en
Egipto bajo el régimen represivo y autócrata del Ex-General Abd
al-Fattah as-Sisi. “En Egipto los órganos de seguridad del estado
en 2015 ejecutaron
extrajudicialmente 328 personas fuera de los centros de detención.
640 personas fueron torturadas,”
citó Christian Russau de la Asociación de Accionistas Éticos en un
informe del Centro Al-Nadeem para la Rehabilitación de las Víctimas
de la Violencia. En su respuesta el jefe de Siemens, Joe Kaeser,
reportó que había conversado personalmente varias veces con el
presidente as-Sisi, quien le había pedido su apoyo para explicar su
agenda política en Alemania. El presidente del parlamento Alemán (del partido conservador CDU) por su parte en junio del 2015 había negado encontrarse con as-Sisi debido a la represión notoria en contra de opositores. Kaeser calificó el régimen del Ex-General como „gobierno no completamente orientado a estándares occidentales”, pero muy preferible a una situación de caos. Siendo las cosas así, no es de sorprenderse que las ganancias de una gran transnacional como Siemens prevalecen sobre cualquier consideración de derechos humanos y valores democráticos, concluye la Oficina Ecuménica por la Paz y la Justicia en su comunicado respecto a la Asamblea de Accionistas. “Saliendo de su crisis estructural de los años pasados Siemens demuestra ninguna necesidad de camuflar su actitud con un poco de pinta de responsabilidad social empresarial.”
mas información en :La Oficina Ecuménica por la Paz y la Justicia de Múnich